Extraído de: intervencion del comportamiento para niños con autismo – Catherine Maurice. Editora. Prod-ed. Austin, Texas.
La Historia de Rebecca
Soy madre de dos hijas, de cuatro y tres años. Mi marido y yo vivimos en un pequeño suburbio en New Jersey. Nuestra hija mayor, Holly, es rubia, de ojos azules y charlatana, siempre ha sido una alegría diaria. La nena más chica, Rebecca, una niña con rasgos delicados de muñeca y ojos azules enormes, es autista. Recibimos el diagnostico de su enfermedad hace 15 meses cuando Rebecca tenía 22 meses (diagnostico real: Retraso de Desarrollo Penetrante). Desde enero de 1994 tenemos un programa de terapia del comportamiento en muestra casa, y Rebecca ha recibido entre 34 y 40 horas de instrucción por semana. Aunque yo recomendaría sin equivocarme este tipo de intervención intensiva del comportamiento a cualquier padre de un niño autista, y aunque mi esposo y yo hemos visto que nuestra hija ha hecho más progreso del que nunca hubiera imaginado, es una experiencia exhaustiva y agotadora.